[ad_1]
Con el potencial de hacer que los vehículos eléctricos sean aún más ecológicos y rentables, el resurgimiento de las baterías de iones de sodio podría marcar el comienzo de una revolución en el almacenamiento de energía sostenible.
La sal, un conservante demostrado, se está perfilando como un potencial revolucionario en el ámbito de la energía limpia, y las baterías de iones de sodio (Na-ion) están preparadas para un gran avance. Investigadores de la Universidad de Ciencias de Tokio, dirigidos por el profesor Shinichi Komaba, están a punto de lograr avances significativos en el desarrollo de estas baterías innovadoras. Su avance se basa en el uso de electrodos de carbono «duros», una forma más densa de carbono que aumenta significativamente el rendimiento de las baterías de iones de Na. Este avance permite que las baterías almacenen 1,6 veces más energía que sus versiones anteriores. Al igual que las baterías de iones de litio (Li-ion), la batería de sal facilita el movimiento de iones de sodio entre electrodos durante los ciclos de carga y descarga y tiene una resistencia comparable a la de algunas baterías de Li-ion que ya están en el mercado.
El resurgimiento del interés en las baterías a base de sodio marca un regreso a sus raíces, ya que inicialmente se exploraron junto con las baterías de iones de litio, pero finalmente cayeron en desgracia debido a su limitada capacidad de almacenamiento. Sin embargo, las baterías de sodio están regresando debido a varias ventajas clave. No suponen ningún riesgo de quemaduras y el sodio es fácil de conseguir y económico. Además, el proceso de extracción de sodio es más respetuoso con el medio ambiente, ya que no depende de materias primas caras y contaminantes como el cobalto, el cobre, el litio y el grafito, que están controlados principalmente por China. Disponibles comercialmente desde 1991, las baterías de iones de litio se han convertido en la opción preferida para los vehículos eléctricos (EV). Si bien los vehículos eléctricos producen menos emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de su vida útil en comparación con los vehículos tradicionales propulsados por gasolina, los procesos de extracción y fabricación de baterías de litio son ambientalmente problemáticos.
Estos procesos liberan humos tóxicos, contaminan las fuentes de agua y producen más dióxido de carbono que la fabricación de vehículos propulsados por gasolina. El gran avance en la capacidad de almacenamiento de las baterías de iones de sodio promete hacer que los vehículos eléctricos sean aún más ecológicos y rentables. Actualmente hay alrededor de 30 plantas en todo el mundo planificadas, en construcción o que ya producen baterías de iones de sodio. Muchas de estas instalaciones están ubicadas en China, pero se espera que la industria experimente una mayor expansión en el futuro cercano. La reactivación de las baterías de iones de sodio que aprovechan las propiedades únicas de la sal podría marcar un punto de inflexión en la búsqueda de soluciones de almacenamiento de energía más limpias y sostenibles, revolucionando potencialmente la industria de los vehículos eléctricos y reduciendo su impacto en el medio ambiente.
[ad_2]